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El dificil equilibrio entre madre y ser autónoma

Artículo de Lydia Elguezabal Gerente de Llambionadas

Especial Día de La Mujer

Parece mentira que ya hace algo más de 7 años comenzara el cambio más drástico y maravilloso de mi vida. Justo cuando mi hijo pequeño tenía dos años y acababa de ser madre por segunda vez decidí que mi vida no era solo ser madre. Y tras abandonar por culpa de la crisis del 2015 de un portazo mi carrera como agente de viajes, profesión que amé durante 15 años, decidí que quería ser madre y trabajar para formar parte activa de la sociedad laboralmente hablando.

Si me preguntas por la maternidad, puedo decir que es el mayor cambio que te da la vida pero para bien. Te hace que te entregues sin compromiso a dos seres humanos que dependen al 100% de tus cuidados y eso te hace pensar en lo frágiles y maravillosos que somos. Este fue mi primer cambio. El segundo fue la necesidad de trabajar ya no solo buscando la realización personal sino también por la presión económica que tienen hoy las familias y es que en la actualidad es imposible mantener a dos hijos con un solo salario. El sector del turismo, que era en lo que yo trabajaba, estaba pasando por una crisis muy dura y ahí decidí invertir mi tiempo y esfuerzos en desarrollar una de mis aficiones, la pastelería.

De forma autodidacta me fui introduciendo en un mundo desconocido y poco a poco fui formando la idea de decidir abrir mu propio negocio. No fue un camino fácil, con dos niños pequeños en casa, pero con mucho tesón y ayuda. La ayuda inestimable de mi familia, que aprovecho para agradecer a mi marido, a sus padres, a mis padres, esta historia no la hubiese podido escribir en el día de hoy. Hubo días de luces y sombras, de muchas dudas. Porque mientras me estaba formando y creando en mi mente lo que iba a ser mi propio negocio surgieron oportunidades de trabajo. Y no puede negar, que me surgieron las dudas, muchas dudas. Ya llevaba mucho tiempo y dinero en querer crear mi propio camino. Pero se impuso el querer de conseguir cosas nuevas y de tener claro un objetivo, el cual nunca se debe de perder de vista cuando más surgen las dudas y los miedos interiores. No fue fácil como he dicho, hubo mucho sacrificio, jornadas de 16 horas seguidas, agotamiento, mucho agotamiento, unido a querer pasar tiempo con mis enanitos, como es como cariñosamente llamo a mis hijos, pero aquí me demostré que hace más el que quiere que el que puede.

A pesar de los comentarios de la gente que no entendían que mi horario fuese de 09:30 a 14:30 y 15:30 a 18:00 para así poder ver a mis hijos y a su vez poder tener la elaboración lista para el trabajo del día siguiente, seguí adelante, y los clientes empezaron a darse cuenta de mi vida como madre, como autónoma y como luchadora, y comenzaron a entender mi historia y a volcarse cada vez más en mi negocio, descubriendo mis sabores y adaptándose a mis condiciones sin juzgar y comprendiendo que una madre lucha a muerte porque sus hijos estén bien.

Insisto, no ha sido un camino fácil, ni lo sigue siendo, pero ahora ya somos tres personas trabajando y la pastelería, Llambionadas, va viento en popa y creciendo cada día más. Es un gusto decir que el sacrificio ha valido la pena. Pero como mujer, madre y autónoma, les digo que es un camino duro de roer, y que el éxito a día de hoy sigue implicando mucho sacrificio, renuncias y lagrimas. Aun así las que se sientan identificadas sabrán que somos madres ante todo y que nuestros hijos nos quieren incondicionalmente e incluso seremos su referente a seguir cuando ellos tengan mujer e hijos, de amor, trabajo y sacrificio.

Lydia Elguezabal

Gerente de la pastelería Llambionadas

C. Arturo Álvarez Buylla, 6, 33006 Oviedo, Asturias

655 48 88 29

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